Modelo gringo que rescata a los niños de la tele y de las calles aterriza en Peñalolen




En la ciudad de Nueva York decenas de escuelas públicas tienen habilitados espacios para que, después de clases, los niños realicen sus tareas, practiquen deporte o lectura. El objetivo de los programas es ocupar el tiempo libre de chicos de escasos recursos con actividades “de calidad”. Al mismo tiempo, se busca entregar alternativas para los hogares donde padre y madre trabajan fuera y no tienen a quien acudir para el cuidado de los niños. Uno de los promotores del modelo es Mark Levine, quien conversó con Juegos de Mate y contó que este tipo de programas también han comenzando a aplicarse como “escuelas de verano” en Estados Unidos. Así, los niños aprenden en época de clases y también durante las vacaciones.



Mark Levine es director del Centro de Excelencia para Actividades Escolares Extra Programáticas ("Center for After-School Excellence”) de Nueva York y estuvo de visita esta semana en Chile para presentar un modelo que se ha ido replicando en las escuelas de esa ciudad: los programas para “después de clases”; actividades para las horas en que muchos niños y adolescentes pasan solos, pues sus padres trabajan fuera de casa.

La propuesta de este modelo es “usar las horas perdidas” en actividades deportivas, talleres artísticos, hacer tareas, estudiar ciencias, matemáticas, o ejercitar la lectura. Donde más trabajan es con los grupos de niños de menos recursos, intentando suplir un espacio dejado por la familia, por diversas razones.

Mark Levine, graduado de bachiller en física del Harverford College y magíster en políticas públicas de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, conversó con Juegos de Mate sobre los desafíos a la hora de mejorar la calidad de la educación en su país; y porqué se ha vuelto necesario poner en marcha iniciativas como la que él encabeza. En marzo próximo, la municipalidad de Peñalolén realizará un programa piloto de After School en 4 colegios de la comuna.

“El After School es para los niños, pero también se trata de que los padres participen. Tenemos, por ejemplo, un programa de lectura familiar. Se les prestan libros a las familias y la meta es que en casa los papás les lean a los niños. Los resultados han sido buenísimos. Los niños que participan en ese programa tienen más amor por la lectura”, explicó Levine.

-Una de las propuestas del Centro que usted dirige es aumentar el tiempo que los niños y jóvenes destinan al aprendizaje ¿Por qué esto se hace necesario?

-Porque los niños se están quedando muy atrás. Van a su casa y ven juegos de video, televisión y no progresan nada. Es una pérdida de tiempo total. Es importante hacerse cargo de esas horas, hacer algo productivo. Aprovecharse de un recurso que hoy no está siendo utilizado, como es ese tiempo libre.

-¿Incluso en verano?
-En Estados Unidos se hizo un estudio muy impactante de los efectos del verano. En esa época del año, los hijos de familias de más recursos van a bibliotecas, visitan sitios interesantes, conversan con padres que tienen un amplio vocabulario, mientras los niños pobres no hacen nada, lo que tiene efectos terribles en su rendimiento. Estos niños experimentan lo que se llama el “summer learning lost”, pérdida de conocimiento durante el verano; y es porque no hay escuela.

-¿Cómo se complementa su propuesta con la jornada escolar? ¿No son demasiadas horas de estudio para los niños?
-No, porque es muy distinto. La idea de los programas After School que funcionan durante el año no es replicar el día de colegio, porque en ese caso el pobre niño se muere. Es algo muy distinto: más abierto, informal, con grupos más pequeños. Al tutor lo llamas por su nombre, no por su apellido. Los niños se mueven, hay artesanía, deporte, junto con matemáticas y ciencia. Una combinación de actividades para enganchar al niño y hacer que no sienta que son 2 ó 3 horas de la misma cosa.

-Y esto podría aplicarse en Chile, tomando en cuenta que los niños tienen Jornada Escolar Completa y salen tarde…
-Se podría hacer de 4 a 7 de la tarde, cuando se acaban las clases. En esas horas le das merienda, hacen tareas, deporte, luego puedes enseñarles alguna lección.

Actualmente en Estados Unidos los programas de After School cuentan con fondos públicos de financiamiento y se han transformado en una alternativa de “práctica laboral” para profesores y personas interesadas en desarrollar proyectos de educación. Su objetivo, sobre todo, es atender a chicos que no tienen “acceso a actividades de calidad” más allá del colegio.


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